Que Steve Jobs nos enseñe algo sobre la situación política actual y que tenga algo en común con Carles Puigdemont es algo que pocas personas se imaginan. Steve Jobs, el genio que fundó Apple, fue despedido de “su” propia empresa y años más tarde le volvieron a incorporar para resucitarla cuando pasaba por sus peores momentos y estaba a punto de quebrar. Jobs es uno de los empresarios más admirados en el mundo y era un emprendedor de sangre pura que logró crear productos únicos que la gente amaba. Su conducta fue diferente a la de todos sus competidores, no creía en análisis de mercado, sino que, a lo largo de su carrera, confió en su intuición y evitó estas investigaciones. En una entrevista con Playboy en 1985 dijo: “Hicimos el Mac para nosotros mismos. Éramos nuestro propio juez y determinamos si era un gran producto o no. No salimos al exterior para realizar una investigación de mercado”. Porque, como dijo 20 años después, “la gente a menudo no sabe lo que quiere hasta que nosotros se lo mostramos”. ¿Y en qué se parece Puigdemont tanto a Jobs ya que no es un emprendedor exitoso ni tampoco es una fuente de inspiración para buena parte de la población española?
Del mismo modo que Jobs creaba en el consumidor la necesidad de poseer los productos que el se inventaba, la clase política catalana ha creado, por una parte, en media sociedad catalana la necesidad de tener su propio estado y por otra parte en media sociedad española la necesidad de defender su nación. Steve Jobs mediante la creación de productos y Carles Puigdemont utilizando la manipulación con el fin de organizar un referéndum ilegal, proclamar la Republica Catalana durante algunos segundos para después huir del país. El efecto secundario de esa receta tóxica es que crearon un producto placebo, basado en falsedades.
Steve se aseguró de que las personas se dieran cuenta de una necesidad que no tenían, o al menos no sabían que la tenían. Y eso mismo hicieron Puigdemont y sus antecesores, involuntariamente, con la Marca España. Con el referéndum ilegal del 1 de octubre del 2017 y la posterior declaración unilateral de independencia lograron que buena parte de los españoles se concienciaran de una necesidad que no habían tenido hasta entonces, o al menos no era tan urgente. Y esa necesidad es la de defender la unidad de España. No es que no creyeran en ella, sino que se daba por asumida. Todo esto despertó la conciencia: ya no vale apoyarse en los que quieren romper España a cambio de prebendas como pasó durante años de bipartidismo, hay que combatirlo porque la unidad de España no se negocia.
La conciencia de defender la Nación Española, que es el marco político histórico y legal de convivencia, derechos y obligaciones que compartimos los españoles desde hace más de 500 años, es la que tienen que aprovechar los partidos que abogan por la unidad de España. Esta necesidad se cristalizó en las elecciones catalanas y andaluzas donde la gente votó por el cambio en masa. Primero dieron su confianza a Ciudadanos en Cataluña dejando al PP y PSOE tocados. Pagaron por su inacción y sus pactos en el pasado. Después llegaron las Autonómicas en Andalucía, donde también se votó por el cambio con un nuevo jugador en la mesa, a Vox, que con su firme defensa de España ha conseguido capitalizar un 11% de los votos y 12 escaños en el parlamento andaluz. El partido de Santiago Abascal sorprendió a todo el mundo, menos a los que creían que la Marca España cada día está más viva que nunca gracias a ,entre otros, Puigdemont y sus aliados.
Y no es raro que se votara por el cambio, ya que los llamados partidos constitucionalistas, PP y PSOE, son los símbolos de llevar años pactando con el separatismo. Al PP se les escapan los votantes por el flanco derecho hacía Vox, con una firme postura ante los separatismos y un proyecto de unidad para España que pasa por la recentralización del estado a través de reducir competencias de las autonomías, y por la izquierda, a Ciudadanos, que desde Cataluña viene defendiendo la unidad de España. Aunque hoy en día ya hay personas decepcionadas por el complejo que están mostrando con Vox. Un tema en el que entró más en detalle Dennis. Por otro lado estas nuevas formaciones traen a la práctica otra lección que a Jobs le funciono a la perfección, y es la de ser ‘micromanager’. Jobs verificaba todos los puntos de diseño de los últimos productos de Apple, interfirió en el diseño de las escaleras de cristal en las tiendas de Apple y hasta en la comida de la cantina entre otros. Incluso hizo un intento de introducir un uniforme de empresa. Vox y Ciudadanos quizás no sean tan minuciosos, pero emiten el mismo discurso y el mismo proyecto en toda España, al contrario de la estrategia de PP y el PSOE, que dicen una cosa a nivel autonómico y algo diferente en el resto de España. Y ya ni hablemos de Podemos.
La Marca España vende, eso lo demuestran los resultados electorales en Cataluña y Andalucía. Además lo confirma el hecho de que Podemos está en proceso de descomposición y el PSOE no logra beneficiarse del todo de la actual situación política en la cual el centro y el centro-derecha esta fragmentado. En fin, Steve Jobs nos enseño el camino hacía el éxito y el partido que afloje la estrategia puede encontrarse con un gran disgusto electoral.