El papel de Ciudadanos tras el 26-M

by Joan Coronado

Las elecciones municipales celebradas el pasado día 26 de mayo han supuesto toda una sacudida en el panorama municipalista a lo largo y ancho del Estado; algunos partidos han crecido ampliamente, mientras que otros han visto reducidos sus resultados. En este artículo, analizaré la situación en general antes de descender a una visión más particular centrada en el partido liberal: Ciudadanos.

En primer lugar, confirman el pronóstico augurado por la gran mayoría de las encuestas previas a la jornada electoral: el PSOE se erige como ganador de estos comicios, con un mapa electoral teñido de un rojo en claro contraste al que vimos en 2015, en el que predominaba el azul del Partido Popular. Los socialistas han logrado 4.000 concejales más que en 2015 (en total, 22.329) con un porcentaje de voto del 29.26%. Los populares, por otro lado, han perdido 2.000 (en total, 20.325).

Pero….¿qué hay de los nuevos partidos?

En segundo lugar, Podemos pierde poder territorial masiva y descontroladamente; sus resultados son la consecuencia de la trayectoria a la baja del propio partido, plagado de luchas intestinas y de una falta de implantación de la estructura organizativa de la formación política en los municipios. Pese a gobernar en las importantísimas ciudades de Barcelona (Colau) y en Madrid (Carmena) durante la última legislatura, no han conseguido trasladar su proyecto a los municipios, presentándose, en muchos de ellos, desunidos o bien no presentándose siquiera (en Pineda de Mar, por ejemplo, no concurrieron a las elecciones.) Sin lugar a dudas, todos estos factores han contribuido al descalabro electoral de la formación morada, cuyo barco parece haber sido alcanzado en la santabárbara.

En tercer lugar, los buenos resultados para Ciudadanos lo consolidan como partido clave en la formación de gobiernos en una gran cantidad de municipios, siendo capaces de pactar tanto con el PSOE como con el Partido Popular. Este dato es importante para mí: significa que los ciudadanos han recompensado la labor municipal y parlamentaria del partido de centro, que ha roto de una vez por todas el bipartidismo imperante en la mayoría de ayuntamientos del Estado.

Y es que cabe recordar que Ciudadanos, hace cinco años, a duras penas llegaba a una decena de concejales. Eso cambió con las elecciones de 2015: de doce concejales, obtuvieron 1.500. A día de hoy, casi se ha doblado ese número: 2.800 concejales enarbolan la bandera liberal en sus ayuntamientos.

Ciertamente su evolución electoral es positiva: el partido naranja ha pasado, en cuatro años, de no tener responsabilidades de gobierno, a gobernar hoy en día en más de 400 consistorios, entre los cuales se incluyen ciudades tan importantes como Madrid, Granada, Palencia, Albacete, Oviedo y muchas otras, contando con aproximadamente 200 alcaldías en todo el territorio del Estado. No obstante, pese a los buenos resultados, no hay que bajar la guardia: queda una legislatura muy larga por delante.

Por último, cabe mencionar también a los nacionalismos. En el flanco catalán, ERC ha superado al partido de Puigdemont por 400.000 votos, alcanzando un resultado histórico para el separatismo de izquierdas (821.000 votos, en total). Sólo el tiempo dirá si persisten en sus intenciones de perpetuar la crispación y la fractura social o aceptan negociar con el resto de formaciones aceptando el marco de la Ley y del Estado de Derecho. En el País Vasco, el PNV continúa siendo la formación nacionalista hegemónica, a pesar del crecimiento de Bildu.

A modo de conclusión, debo decir que el mapa político municipal jamás antes había estado tan fragmentado. El sanchismo se consolida durante una legislatura más; y pese a que uno pudiera pensar que el Partido Popular ha sido claramente el perdedor, es posible que gracias a la dinámica de pactos recupere poder territorial. El separatismo, por su parte, cosecha históricos resultados en Cataluña, mientras que el partido de extrema derecha Vox logra más bien unos resultados discretos, que no llegan a la altura de los pronósticos. El desplome de Podemos sin duda debilita el bloque de izquierdas y rebaja las aspiraciones de gobierno de Iglesias. En este tiempo de incertidumbre, Ciudadanos tiene la llave: del partido liberal depende la formación de una gran cantidad de gobiernos. Nunca ha estado en una mejor posición.

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